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Crónica de una piscinera italiana

Laura Musso, también conocida como laurmuss, nació hace 28 años en Este, un pequeño pueblo junto a Padua, Italia. Es una apasionada de la escalada y, aunque se ha formado en el campo de la comunicación, ha decidido dar un giro de 360° a su vida haciendo la piscina de diciembre para ser estudiante de programación en el campus de 42 Barcelona.

¿Qué hacías antes de entrar en 42 Barcelona?

Antes de venir a vivir a Cataluña, estuve viviendo un tiempo en Irlanda. Allí empezó a interesarme la escalada, ya que la primera persona que conocí me recomendó probarlo y al final me enganché. Actualmente, ese chico es mi pareja.

Además, considero que las tierras catalanas son la meca de la escalada, ¡así que más motivo para venir a vivir aquí! Es curioso porque la escalada por lo general es bastante similar a 42, ya para poder escalar una ruta, previamente debes fracasar 15, 20 o 30 veces si es necesario, hasta que finalmente consigues llegar a la cima.

Por eso me gusta tanto 42 Barcelona porque es comparable a la vida: no se trata de qué distancia recorres, sino de cuántas veces eres capaz de caer y seguir avanzando.

¿Tenías conocimientos previos en programación?

Lo cierto es que no del todo. Estudié un grado en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Ferrara en Italia y un Máster de Arte y Comunicación en la Universidad Ca’ Foscari de Venecia. Decidí realizar el Máster en Venecia porque es una de las universidades más prestigiosas del país y consideraba que así tendría más posibilidades de encontrar un trabajo a posteriori.

¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

La escalada me gusta bastante, ¡la verdad! Hoy en día, he logrado hacer un 7a, que ya implica una gran experiencia en saber escalar con cierta inclinación. Lo comparo constantemente con la piscina que estoy haciendo ahora en 42 Barcelona porque la sensación es muy gratificante la sensación de ir alcanzando mis objetivos tanto personales como profesionales.

¿Qué background laboral tenías antes de entrar en 42 Barcelona?

Empecé a trabajar en La Biennale di Venezia, una de las instituciones más prestigiosas que velan por la promoción del arte moderno. Al mudarme a Irlanda me trasladé a una galería de arte pero de Dublín. Desgraciadamente, tres meses después, llegó la COVID-19 y me vi forzada a cambiar de trabajo. Así pues, teletrabajaba como Sales Executive, algo totalmente diferente al que había hecho hasta entonces.

Una vez terminada la pandemia decidí venir a España. Era un país donde ya había vivido y, como mi pareja no hablaba castellano ni inglés, considerábamos que Barcelona sería una buena opción como ciudad internacional que reúne a gente de todo el mundo.

¿Cómo empezó a interesarte la programación?

Mi pareja trabaja como programador Back-End, así que a menudo me pedía ayuda con estos temas. De hecho, cuando le tocaba alguna tarea más enfocada en el Front-End, me lo pedía a mí. Sus clientes quedaban satisfechos con mi trabajo y ¡a mí me ponía contenta ver mis frutos!

Así que valoré en serio dedicarme al mundo de la programación y me puse a buscar cómo adquirir estas habilidades. Las opciones que encontré eran muy caras y fue cuando 42 Barcelona se cruzó en mi camino.

Tenía 100% decidido que quería entrar. Cuando vi la piscina anunciada, decidí dejar mi trabajo y escalar mi “cumbre” personal para pasar la piscina.

¿Qué te gusta y te aporta 42?

Antes de entrar aquí empecé a realizar un bootcamp de Samsung de Front-End, pero era muy teórico y realmente nunca llegué a escribir una línea de código.

En 42 Barcelona es más fácil gestionar y recibir ayuda de la gente que me rodea, si no consigo encontrar salida al problema, tengo a 170 personas de la piscina que sé que están completamente entregadas para ayudarme a solucionarlo.

Lo que hago aquí en 42 Barcelona en una semana es lo que haría en mi casa en 6 meses.

Sin embargo, me resulta supermotivador trabajar con mucha gente al mismo tiempo, porque miras a tu alrededor y todo el mundo está comprometido para aprender igual que tú, pero lo más importante para mí, es en los momentos duro donde me estanco en un punto , donde sé que tengo el resto de compañeros y compañeras para apoyarme y al revés, cuando ellos necesiten ayuda, yo también estaré allí.

Ya has superado la primera semana de piscina. ¿Hasta ahora qué te parece?

¡Una locura en el buen sentido! ¡Dejas tu vida en stand-by durante 26 días seguidos! Es como si de repente viviera otra realidad. Hasta ahora creo que me está resultando muy útil porque sobre todo estoy aprendiendo a pensar de forma distinta. Es cómo aprender a aprender. Sin embargo, considero que, aunque haya momentos duros, seguro que vale la pena, ya sólo por la motivación de seguir aprendiendo de mis errores.

¿Te gustaría añadir algo más que quieres que conozcamos?

¡Sí! Me gusta mucho que el campus sea tan internacional. Ayer mismo fuimos a cenar una pizza y me impactó bastante toda la diversidad de personas con las que compartimos esa experiencia. Realmente me siento una privilegiada por vivir esta experiencia.

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¿Tú también quieres ver una experiencia como Laura?