Actualidad42 Barcelona

Actitud 42: David Nuñez

David Nuñez, de 42 años, es estudiante de 42 Barcelona, padre, trabajador, co-fundador de la Liga de las Películas Extraordinarias, y un buen ejemplo de actitud 42. Ya había tocado algunos lenguajes de programación antes y, aunque el primer día de piscina pensó que era fácil, no tardó en darse cuenta del reto que suponía, y de los lazos que se crean en la adversidad. Su relación de amor-odio con C no le ha impedido pasárselo como un niño, y hemos hablado con él para que nos cuente cómo se vive la experiencia 42 a través de sus ojos.

David Nuñez

David compagina sus estudios en 42 Barcelona con su trabajo en Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) y con la vida en familia. Era conductor del Metro de Barcelona hasta que una lesión le forzó a pasar al lado administrativo y, un día, decidió ponerse a aprender programación. Se topó con 42 Barcelona en un vídeo de YouTube, comenzó a buscar información al respecto y, cuando se dio cuenta de que se estaba encontrando demasiados spoilers, decidió dejar de investigar y lanzarse de cabeza a la primera piscina del campus barcelonés. Para David, buscarse la vida no es nada nuevo. Se ha reencontrado en sus estudios con la pasión que sentía al conducir, y ha hecho de 42 su segunda casa.

¿Tenías algún conocimiento de programación antes de lanzarte a la piscina?

Sí, C# y Java. Yo estoy aquí porque en febrero del año pasado dije: «se acabó. Tengo tiempo, solo estoy de jornada parcial, voy a aprovechar y estudiar». Comencé a programar en C# y me gustó. Empecé otro curso que me sirvió para aprender Java, y entonces me salió 42 Barcelona. Me puse a mirar, a investigar, a ver los vídeos de Ramón Bitcoin (¡no es broma!)… Fue un descubrimiento. Y, cuando abristeis, puse el otro curso en pausa y decidí buscar la manera de poder entrar a 42. Tuve suerte y conseguí arreglarlo en el trabajo pero, si no, me habría cogido una excedencia: estaba decidido a entrar.

¿Y mereció la pena?

Me lo pasé bomba. La idea de que 42 te cambia la vida… Pregúntale a mi mujer. Te dirá: «se ha vuelto tarumba». Fue muy guay. Fue, y es. Pero la piscina fue una experiencia espectacular. Y lo divertido es que fue desde el primer momento, ¿sabes? Fue ver el vídeo de Ramón, investigar un poco y decir: «yo tengo que entrar aquí. Luego, ya veremos». Pero yo creo que es eso: tener la ilusión, tener las ganas y que no te dé miedo. Es tirarte a la piscina, nunca mejor dicho. No sabes qué va a pasar, y la gracia es que no lo sepas.

¿Recuerdas qué sensaciones te llevaste a casa al volver a casa tras tu primer día de piscina?

Al salir el primer día, recuerdo que dije «bah, pues esto no es tan difícil como pensábamos». El primer día (te lo juro, eh), llegué a mi casa y también se lo dije a mi mujer: «¿Qué tal?» «Muy bien, espectacular, aunque es muy sencillo». Pero bueno, no duró mucho. Unas 24 horas más tarde dices «vale, espera…». La piscina nos iguala a todos en cuestión de días, y esa es una de las partes interesantes.

[En directo: la gente en el Cluster empieza a aplaudir, y dice David: «alguien ha sacado una buena nota… ¡no se tiene que perder esa buena tradición!»]

¿Cuál ha sido el mayor desafío personal al que te has enfrentado desde que eres estudiante de 42 Barcelona?

Lo más difícil es compaginar la vida personal con 42. Ahora, en el Cursus, desde casa puedes adelantar cosas (yo lo hago) pero, donde realmente avanzo, es aquí… aunque procrastine mucho. Yo he estado días leyéndome el enunciado de un proyecto y buscando información, y hoy, en el campus, estaba hablando con una compañera, y cuando me lo ha explicado ella, he hecho: «¡pshhh! [gesto de explosión de cabeza] ¡Wow! Ahora sí. Ahora lo entiendo». Y claro, en tu casa no existe el peer to peer. Hay vídeos de YouTube, libros, hay muchas cosas, pero no existe el peer to peer. Necesitas estar. O, al menos, tener un grupo de personas que si, por lo que sea, no vienes o no viene un compañero o compañera, te reenganche.

El mayor reto que tenemos es compaginar trabajo, estudios, familia y demás. Cada trabajo es un mundo y cada casa es un mundo y también hay que venir a 42. Pero se viene a gusto. Jolín, yo vengo a 42, y vengo a gusto. Es una cosa que yo siempre he valorado mucho en todos los ámbitos de mi vida personal y laboral. Yo nunca he ido a disgusto a trabajar. Nunca. Entonces, si aquí vengo igual de a gusto que iba a trabajar antes de haberme lesionado, pues es una buena señal. Te cambia el carácter, te encuentras mejor, estás más contento, todo es bueno. Yo encuentro que estoy mucho más feliz desde que comenzó la piscina y estoy en el Cursus que antes. Tengo otro proyecto, tengo otra idea de futuro.

¿Y el momento más divertido?

Han pasado muchas cosas y nos hemos reído muchísimo. Por ejemplo, el día que Oktorok nos retó a hacer «la estatua de sal» (todos en el Cluster tenían que quedarse quietos a la vez, si no, te borraban la sesión), y alguien puso un vídeo en el ordenador que decía «Oktorok, Oktorok», y me entró tal ataque de risa que no pude aguantarme. Y me borró la sesión, menos mal que lo había subido a Git. Luego, me acordé de él a las 3 de la mañana cuando estaba recuperando todo, pero nos reímos muchísimo.

O cuando convencimos a Jaime, antes de que él la conociese, de que Ana era [censored]. Y modificamos con el “inspeccionar” el número de [censored], y pusimos que teníamos 100, y le dijimos que si iba a Ana y le decía al oído “Patata”, le reconocería que era [censored] y le daría 100 [censored]. Y se lo tragó, y fue a Ana y le dijo al oído “Patata”, y ella flipó en colores, y a partir de ahí empezamos a tener más relación. El [censored] ha dado mucho troleo. Pero no puedes escribirlo porque si no, no podemos trolear a los nuevos.

Y el día que trajo la guitarra Aitor. Estábamos programando, y mientras, el otro tocando la guitarra ahí, a su absoluto rollo, y parecía un cuento de Tolkien, iba sonando una música rollo élfica y todos aquí de buen rollo programando, una maravilla.

Nos hemos reído mucho, lo hemos pasado muy bien. Simplemente viendo el código de alguien y que te dijera «eso está mal», a veces ya daba para reírse.

Yo me lo he pasado bomba, he disfrutado como un enano. Como no disfrutaba desde que iba a la EGB. No ha habido diferencias entre las edades, que a veces da un poco de miedo, ¿no? Bueno, yo también soy así, un chalado, pero yo no he notado una diferencia entre un compañero de 18 años y otro con 50. Y nos hemos reído mucho unos de otros, pero ha habido también ese buen rollo y ese respeto que ha molado. Y eso ha llevado también a que nos lleváramos muy bien y nos riéramos muchísimo. A veces, tienes que apartarte del monitor un momento y ver qué está pasando, ese momento es importante también.

Siendo ambicioso, ¿cómo te ves en cinco años? ¿Y en quince?

No lo sé. Aquí está la gente que quiere hacer ciberseguridad, y la que quiere hacer Big Data. Pero hay tantas cosas de por medio, que a saber. Yo, ahora, voy a aprender. Creo que estamos en un proceso de descubrimiento. De momento, no me planteo más que, cuando llegue el momento, descubrirlo. Sigo adelante y, mientras tanto, voy probando otras tecnologías, por curiosear. Yo creo que tiraré más hacia algo relacionado con sistemas. Algo relacionado con ciberseguridad o sistemas puros y duros… Qui ho sap?

¿Dónde me veo dentro de 5 años? Espero que habiendo acabado el Cursus. Luego, no lo sé. Haciendo algo que me guste, eso seguro. La fase de hacer las cosas por obligación ya ha pasado. Será algo relacionado con 42, con la programación, con sistemas, con electrónica… pero algo que me guste.

¿En 15? Tampoco lo sé. Me gustaría emprender con un compañero. Aquí hay muchas ideas. Yo siempre he sido asalariado. Hay dos cosas que siempre me han gustado: la responsabilidad (o sea, tener un grupo que liderar) y, aparte, me gusta mucho enseñar. Las cosas que aprendo me gusta enseñárselas a la gente. A lo mejor… ¿Formador? ¿Staff? O montar algo con algún compañero relacionado con esto, con sistemas, telefonía IT, ciberseguridad, quién lo sabe. Yo creo que por la forma de trabajar y de aprender, como te estás buscando la vida por ti mismo y con la ayuda de tus compañeros, el emprendimiento es una de las salidas más claras a las que te puede llevar. Puede que salga bien o mal, ya lo veremos. Pero quizás sí molaría. Ser dueño de tu propio tiempo y de tu propio trabajo.

De los eventos, presenciales y en remoto, celebrados en 42 Barcelona, ¿cuál o cuáles te han marcado más o sido de mayor utilidad y por qué?

De los eventos que hemos hecho, yo me quedo con el Día de la Niña y la Mujer en la Ciencia. Estuvo muy bien, porque hay cosas que no conoces y, cuando te las explica alguien que las ha vivido en persona, te das cuenta de cosas que no has visto porque no las has vivido. Estuvo muy bien ver el punto de vista de diferentes mujeres sobre el tema, fue enriquecedor.

Siendo el día de la mujer y la niña en las ramas STEM, la mayoría de los que asistimos éramos hombres. Quizá fue más enriquecedor porque no lo has vivido, no tienes la idea. Yo vi 42, me gustó y me apunté. No pensé en ningún momento que esto no era para mí.

Y nos encontramos cómodos para hablar de cualquier tema, eso es importante también, hay muy buen ambiente.

Echando la vista atrás, ¿qué le aconsejarías al David del primer día en el campus?

Yo le recomendaría que se organizara para poder venir lo máximo posible. Luego, que aproveche el tiempo o no, ya será otra cosa, pero que le dé una cierta prioridad a venir, y a estar en el Cursus. En la piscina, le diría que comiera mejor y descansara todo lo que pudiera, pero… si lo hicieras, ¡tampoco sería la piscina! Yo no cambiaría nada de lo que hice, no me daría ningún consejo. Ven aquí, suéltate, haz lo que te dé la gana. 

Y no prejuzgues. Porque todo el mundo tiene algo. Aquí, el que parecía más despistado y que no se enteraba de nada, es el que luego acaba dándote un repaso al C. Y en cambio, la persona que más sabía al entrar, puede que al cabo de dos semanas lo deje porque no da de sí. Tienes que quitarte esa idea que tenías de cómo es la gente, y aprender de todo el mundo. Todo el mundo tiene cosas que enseñarte, aunque tengan 18 años. Que tengas 50 no quiere decir que hayas vivido ni más, ni menos. Aquí flipas con la gente.

Todo el mundo tiene prejuicios, pero cuanto antes te los quites de encima, mejor, porque te perderás gente que te va a enseñar muchas cosas. Y se crean lazos. Cuando entras en un grupo de gente y se crea un núcleo duro como el que acaba al final de la piscina, mola. Porque esas relaciones duran, ¿sabes? Aquí hay gente que puedo considerar amigos ya, y eso no pasa habitualmente en veinte días conociendo a una persona. Cuando acabas, ¡los echas de menos! Cuando llega el lunes y vuelves a tu vida normal, dices «bueno, y ahora, ¿qué?». Y estar aquí, ahora, que me lo puedo combinar y vengo todos los días, es… tu sitio. Yo lo siento como que es mi sitio, es donde tengo que estar, y lo llevo bien.

Tres palabras o conceptos con los describirías 42 Barcelona:

Cambio, compañerismo, tupper.

Estimados reclutadores, si queréis saber más de David, este es su perfil en LinkedIn.